Una elevada proporción de fístulas genitourinarias tiene un origen obstétrico. Las fístulas obstétricas se deben a un parto obstruido prolongado y a la falta de atención médica. Aunque ocasionalmente se ha descrito un tratamiento satisfactorio con drenaje vesical prolongado, las fístulas maduras requieren una reparación quirúrgica formal, y es crucial que la primera reparación se realice correctamente. En la literatura se describen tres métodos de reparación de la fístula: vaginal, abdominal y combinado vaginal y abdominal. Muchos autores informan de altas tasas de éxito en el cierre quirúrgico de las fístulas obstétricas en el momento del alta hospitalaria, sin evaluar más a fondo el efecto de la reparación sobre la continencia urinaria o la calidad de vida posterior. Los datos sobre fístulas obstétricas son escasos, por lo que muchas cuestiones relativas al tratamiento de las fístulas siguen sin respuesta. Una terminología y clasificación estandarizadas, así como un sistema de notificación de datos sobre el tratamiento quirúrgico de las fístulas obstétricas y sus resultados, son pasos fundamentales que deben darse de inmediato.